
TE LLAMAMOS NUNCA
Te llamamos nunca,
porque no encajas en lo determinado por la sociedad como bello,
o ¿será que somos incapaces de observar más allá de lo predeterminado por la inconsciencia ajena?
Te llamamos nunca,
porque eres demasiado para estos tiempos
o no eres lo suficiente para este instante.
Porque mi concepto erróneo de la vida se trasmite
en mi incapacidad de tener aprecio propio,
y termino dañando a los demás.
Te llamamos nunca,
porque se me hace más fácil apuntar el dedo a tu silueta
que aceptar mi imagen caída y levantarla.
¡Renuncio a llamarte nunca!
Queriéndote ahora,
te sedo mi espacio vacío
con tal de dibujarte una sonrisa,
y prometo llamarte siempre
por tu nombre, por quién eres,
por lo que vales, por lo que en tí habita.